jueves, 4 de junio de 2009

NOTA EN LA NACION 28-5-09



Dicen que no hay mal que por bien no venga. Al menos para Ignacio José de Grandes, que un día, a los 15 años, estuvo en cama, y muy aburri­do, debido a un yeso en una pierna a causa del peroné fisurado. Todo· como consecuencia de una jugada de fútbol desafortunada. "Agarré una guitarra desafinada y empecé a tocar, en la cama. Así me metí en el mundo de la música, sin propo­nérmelo", cuenta Ignacio, que poco tiempo después fue número fijo en cuanto acto escolar se hiciera en el Colegio Manuel Belgrano.
Canciones del Flaco Spinetta, The Beatles, César Banana Pueyrredón y Vivencia sonaron por entonces sin parar en las cuerdas de su guitarra. Hoy, a los 46 años, Ignacio no se arre­piente del camino recorrido y sonríe cuando habla de su primer CD, Gra­cias, por favor, permiso, editado en 2002, que él se encarga de difundir a pulmón entre las escuelas de Belgra­no, el resto del barrio, y sus clientes, los chicos de entre 3 y 6 años.
"La música como trabajo apareció en una feria de la moda en el Club Vé­lez Sarsfield, cuando conocí a Pablo Herrero, un juglar marplatense que usaba títeres y necesítaba guitarris­ta -cuenta Ignacio-. Con él estuve unos 10 años y aprendí el oficio de titiritero. "
Su independencia artística, tras un proceso paulatino, se dio en Ba­rrancas de Belgrano, a los veinte y pico, cuando se largó solo con sus tí­teres como compañeros de historias y canciones, todas de su autoría y siempre con un tinte didáctico in­soslayable. "No uso retablo, como en los títeres tradicionales. Lo mío está más vinculado con el teatro. Tampoco hago ventriloquia. Cambio la voz en mi diálogo con los personajes, para ofrecer matices. Suele ocurrir que los chicos se olvidan del titiritero y fijan la atención en el títere. Es lo mejor que me puede pasar."
Respetar a los más chicos, estimular la imaginación es su consigna. Pero hay más: si con las canciones, historias y unipersonales puede despertar conciencia sobre los derechos de los niños y el cuidado del ambiente, la apuesta estará ganada. El show suele comenzar con el músi­co hablándole a su mano y sigue con títeres, música e historias breves. Sus canciones hablan, entre otros temas, de por qué no se cumplen los dere­chos de los niños y cuál es el motivo por el que los adultos suelen apurar el proceso madurativo de sus hijos. "Parece que los adultos queremos que los chicos crezcan lo más rápido posible y se olvidan de sus tiempos madurativos. Por eso, la letra dice: Tengo ganas de crecer yo solito de a poquito-tararea Ignacio-.Otra cancion tiene como protagonista a un pato y suele ser acompañada por una coreografia improvisada de padres y docentes levantando las manos. Se trata de la importancia de respetar el turno del que está adelante, en el súper, el colectivo."
Hilda Margarita Gómez es la arte­sana que construyó, con peluche, la mayoría de sus títeres. Así cobraron vida el pelicano Demetrio Petrakis; el león Alfredo; el cocodrilo Roque; y dos osos, que enseñan la impor­tancia de ser buenos ganadores y perdedores.
Pero para él, una de las mayo­res satisfacciones se da cuando las maestras siguen usando su CD co­mo apoyatura para enseñar en cla­se valores fundamentales. Ahi ter­mina mi trabajo, después serán las maestras las encargadas de hacer el suyo", afirma.
Este año, mientras visitaba a su mamá, que estaba internada en un hogar de Colegiales, donde falle­cióhace pocos meses, improvisó un show para un público que descono­cía y descubrió todo lo que una can­ción puede lograr en un mundo sin expectativas ni horizontes. Se generó algo especial. Quie­ro volver al hogar, pero todavia me cuesta un poco", cuenta Ignacio. Ade­más, relata que un día acompañó a los chicos del Instituto Nacional de Rehabilitación, en el Bajo Belgrano, a ver un partido de tenis y andando por esas calles, una de las chicas dijo en voz alta: Cuidado con los desechos de losPerros, que se fijan a las ruedas de la silla. "Ese fue el disparador para una canción que habla de un perro que junta sus desechos ante la falta de acción de su dueño. Ahora estoy trabajando sobre varias ideas, como el tratamiento del tema de la basura y la violencia de los automovilistas contra los peatones."
Ignacio es el menor de cuatro her­manos y no está casado. Transcurrió la infancia en Barrio Norte, vive desde la adolescencia en Belgrano, y un día descubrió que los títeres lo seducían más que los libros de la Facultad de Ciencias Económicas. Entonces, le dijo adiós a ese antiguo mandato familiar.
Hoy, el músico asegura que le cos­tó aprender el oficio, cada vez más dificil por la enorme competencia de los programas infantiles de TV, los juegos sofisticados de Internet y mucho más. Pero él confia en su mensaje, "simple y profundo", que· suena al son de sus cuerdas solitarias para vivir un futuro mejor. .
ESCALA EN EUROPA
Con su guitarra y la compañía del juglar marplatense estuvo en Espa­ña cinco meses, a fines de los años ochenta. También viajó, en 1997, a Francia, becado por el compositor y cantante local Francis Cabrel, para participar de un encuentro de música popular.
Julio Céliz